La mezcla del barro / De pastores, políticos y docentes
Llegó la hora de levantar las paredes. Un
experto de la zona hizo las pruebas de la mezcla de barro. Aparte de ser
resistente, debía ser manejable a la hora de colocarlo sobre los alambres. Por
lo que se hicieron una serie de pruebas. Fue una etapa donde muchos miraban,
opinaban, pero sólo algunos avanzaban con el trabajo. Todo era nuevo para
muchos de nosotros. Y no fui yo sola la que sacaba fotos.
En algún momento también llegaron los
primeros maestros de Buenos Aires: Ariel Fernández y Pablo Grau, ambos maestros
y estudiantes de teología. Muchas reuniones se hicieron con Jean y Magui
Charpentier para conversar sobre lo que se pretendía lograr con la escuela y lo
que esto significaría en la práctica. Jean le daba muchísima importancia a la
opinión de los padres respecto de cómo debía funcionar la escuela, qué se
enseñaría en ella, cuáles serían las pautas culturales de la comunidad que se
adoptaría y muchas otras cuestiones más.
Preparando la primera reunión con los
padres, se manifestó muy, pero muy preocupado por una característica que, según
él, no dejaba pensar a las personas normales. Se refería a la necesidad de
llenar con palabras todos los espacios silenciosos de actividad mental y de
pensamientos. Consideraba que si los padres en general no participaban más de
la educación escolar de sus hijos, era porque en realidad no se los escuchaba
cuando hablaban. Y la mayoría de las veces no hablaban, porque total, ya estaba
todo definido, no hay oportunidad alguna de que algo cambie porque los padres
opinaran de manera diferente.
Los grupos de personas que, según Jean, no
soportaban los silencios activos de los demás eran los pastores, los políticos
y… ¡los docentes!
Esa declaración nos cayó a todos como un
balde de agua fría. Nos defendimos mucho, pero Jean perseveró, hasta que
comprendimos a qué se refería. Entonces repasamos paso a paso cada detalle de
la reunión. Planteamos muchas dudas: ¿Entenderían de qué se trata? ¿Sería este
tema una preocupación para ellos? ¿Entenderíamos nosotros lo que nos
plantearían? ¿Se podrían conjugar las normas oficiales con lo que esperarían
ellos? ¿No nos pondrán en un callejón sin salida?
Finalmente se aceptó que la experiencia
merecía hacerse y acordamos que en esa reunión sólo Felisa, la directora,
explicaría el objetivo de la misma, es decir, que queríamos conocer la opinión
de las familias respecto de qué y cómo se enseñaría en “su” escuela. El resto
del personal no estaba autorizado a hablar, sólo a escuchar atentamente.
También Felisa debía atenerse a esta consigna, fuera de la explicación inicial
del caso.
Se hizo la convocatoria para la reunión y el
aula se llenó.
Texto y Fotos: Ruth Schwittay
Die Lehmmischung / Pfarrer, Politiker und Lehrkräfte
Nun war es soweit, die Wände in Angriff zu nehmen. Ein
Experte aus der Umgebung machte die Proben für die Lehmmischung. Außer
widerstandsfähig, musste sie auch handhabbar beim Auftragen auf die Drähte sein.
Darum wurde eine Serie von Proben gemacht. Es war eine Etappe, in der viele
zuschauten, ihre Meinung äußerten, aber nur wenige die Arbeit ausführten. Alles
war neu für viele von uns. Und nicht nur ich habe Fotos gemacht.
Irgendwann kamen dann auch die ersten Lehrkräfte aus Buenos
Aires: Ariel Fernandez und Pablo Grau, beide Lehrer und Theologiestudenten. Es
wurden viele Sitzungen mit Jean und Magui Charpentier gemacht, in denen
besprochen wurde, was mit der Schule erreicht werden sollte und was dies in der
Praxis heißen würde. Jean legte sehr viel Wert auf die Meinung der Eltern
hinsichtlich wie die Schule funktionieren, was in ihr gelehrt werden, welches
die kulturellen Richtlinien der Gemeinde sein sollten und vielen anderen Fragen
mehr.
Bei der Vorbereitung des ersten Elterntreffens hat er sich
sehr, sehr besorgt wegen einer Eigenschaft geäußert, die aus seiner Sicht die normalen
Menschen nicht nachdenken ließ. Er meinte die Notwendigkeit, jeden stillen ruhigen
Moment geistiger Aktivität und des Denkens mit Worten zu füllen. Er fand, dass
die Eltern im Allgemeinen sich nicht mehr in der schulischen Ausbildung ihrer
Kinder einmischen, weil sie in Wirklichkeit gar nicht angehört würden, wenn sie
sich äußerten. Und die meisten sagten einfach gar nichts, weil sowieso schon
alles festgelegt sei, es keinerlei Möglichkeit gäbe, dass sich irgendetwas
ändert, nur weil die Eltern eine andere Meinung hätten.
Die Menschengruppen, die nach Jeans Meinung die aktive
Stille anderer Menschen nicht ertragen können, seien die Pfarrer, die Politiker
und... die Lehrkräfte!
Diese seine Erklärung fiel über uns wie ein Kübel kaltes
Wasser. Wir haben uns sehr verteidigt, aber Jean beharrte darauf, bis wir
endlich verstanden, was er meinte. Danach haben wir Schritt für Schritt jedes
Detail des Treffens durchgenommen. Wir hatten viele Fragen: Werden sie verstehen,
um was es geht? Kümmert sie überhaupt dieses Thema? Würden wir verstehen, was
sie uns vorschlagen würden? Würde man die offiziellen Normen mit ihren
Erwartungen verbinden können? Würden wir nicht in eine Zwickmühle kommen?
Schließlich haben wir alle akzeptiert, dass es das
Experiment wert war und wir beschlossen, dass bei dieser Gelegenheit nur
Felisa, die Schulleiterin, den Zweck des Treffens erklären sollte, wir also die
Meinung der Familien über das was und wie in "ihrer" Schule gelehrt
werden sollte kennen lernen wollten. Das restliche Personal durfte nicht reden,
nur aufmerksam zuhören. Auch Felisa sollte sich an diese Devise halten, außer
der anfänglichen Erklärung natürlich.
Es wurden die Einladungen zu dem Treffen gemacht und am betreffenden
Tag war das Klassenzimmer voll.
Text, Fotos und Übersetzung: Ruth Schwittay
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