¡A levantar los paneles!
Tardó un tiempo hasta tener armados tantos
paneles. El día que se levantaron los primeros paneles fue muy emocionante.
Hubo mucho nerviosismo al probar, si los ganchos anclados en el piso de cemento
realmente estaban bien ubicados, si las medidas coincidirían. Pero al poco
tiempo el trabajo ya se hizo rutinario. Los módulos se levantaban uno tras otro
del suelo. Es cierto que por ahora sin techos ni paredes. Sólo los esqueletos
de madera marcaban las aulas.
De la técnica no sé mucho. Sólo que los
paneles se unían entre sí con bulones y que luego se pasaban metros y metros de
alambre, sobre el que se colgaría el barro mezclado con paja.
Mientras tanto, en mi casa de Villa
Bermejito, pero también en Juan José Castelli, se realizaban muchas reuniones
para definir todo lo concerniente al funcionamiento de la escuela.
Con el matrimonio Charpentier ya se había
definido, que sería una escuela de alternancia, como las escuelas EFA (Escuelas
de la Familia Agraria). En principio estas escuelas tienen una alternancia de
dos semanas: una semana en la escuela, una semana en la familia. Sería un ir y
venir de conocimientos desde la casa a la escuela, y de la escuela a la casa.
Ya estaba definido que los alumnos serían
jóvenes a partir de los 14 años, para no entrar en conflicto con la escuela
común del Paraje El Colchón que se encontraba no demasiado lejos del lugar
elegido para la construcción de CEREC.
Por esa razón, poco a poco se fue
perfilando la necesidad de una formación extracurricular, que permitiera que
los alumnos rescataran y aprendieran conocimientos para vivir mejor en su lugar
de origen y no tener que emigrar a las grandes ciudades. Por lo tanto en algún
momento quedó claro que esta vez la alternancia sería por primera vez en un
ciclo de tres semanas: una semana en la escuela con clases del ciclo primario,
luego una semana en la escuela con formación en diferentes áreas aún a definir,
y una semana en la escuela.
Texto y fotos: Ruth Schwittay
Paneele werden aufgestellt!
Es hat einige Zeit gedauert, bis so viele Strukturen fertig
waren. Am Tag, an dem die ersten Paneele hochgezogen wurden, gab es viel
Erregung. Viel Aufregung gab es, als ausprobiert wurde, ob die Haken am
richtigen Ort im Zement verankert worden waren, ob die Masse übereinstimmen
würden. Aber sehr schnell wurde die Arbeit eine Routine. Die Module wurden nach
und nach wie aus der Erde gestampft. Vorläufig noch ohne Dach und ohne Wände.
Nur die Holzstrukturen zeigten an, wo später die Räume stehen würden.
Von der Technik weiß ich nicht genug. Nur dass die Paneele
mit Mutterschrauben unter sich und mit dem Boden verbunden wurden und das
danach Zig-Meter Draht durchgezogen wurden, auf dem später der Lehm mit dem
Stroh gehängt würde.
Währenddessen, bei uns zuhause in Villa Bermejito, aber auch
in Juan José Castelli, wurden endlose Sitzungen abgehalten, um die vielen
Aspekte zu definieren, die das Funktionieren einer Schule ausmachen.
Mit dem Ehepaar Charpentier war der Entschluss schon
gefallen, dass es eine Art Wechselschule werden würde, wie die EFA-Schulen
(Schulen der Agrarfamilie). Im Prinzip funktionieren diese Schulen im
2-Wochen-Wechsel: Eine Woche in der Schule, eine Woche in der Familie. Es
sollte ein hin und her gehen des Wissens von der Familie zur Schule und von der
Schule in die Familie werden.
Auch war schon beschlossen worden, dass die SchülerInnen
Jugendliche ab 14 Jahren sein würden, um keine Konflikte mit der normalen
Schule im Paraje El Colchón aufzuwerfen, die nicht weit entfernt vom Grundstück
für den Bau von CEREC lag.
Darum profilierte sich auch nach und nach die Notwendigkeit
einer "außerschulischen" Ausbildung, die es den SchülerInnen
ermöglichen könnte, sich Wissen an zueignen, um besser am Ursprungsort zu leben
und nicht in die Großstädten ziehen zu müssen. Deswegen war es irgendwann klar,
dass diesmal der Wechselrhythmus zum ersten Mal in einem Drei-Wochen Zyklus
sein würde: Eine Woche in der Schule mit Primar-Schulunterricht, eine Woche mit
einer Ausbildung in verschiedenen Bereichen, die noch nicht festgelegt waren,
und eine Woche in der Familie.
Text, Übersetzung und Fotos: Ruth Schwittay