17/10/12


Siguen creciendo las paredes… 

...y la participación de las familias

El levantar paredes se hizo rutina. Un panel, otro y otro iban llenando sus espacios con la mezcla, colocada hábilmente por varias manos. Comienza a tomar forma la escuela…

Pero veamos algunos aspectos que ocurrieron durante la segunda reunión de los docentes con los padres. No me acuerdo de todos los temas que se tocaron. Sí sé que hubo opiniones muy bien formadas, no siempre coincidentes, pero muy bien fundamentadas.

Sin embargo, uno de los temas caló hondo en mi conciencia, de manera que me marcó profundamente: la discusión alrededor de la cuestión del idioma en que se enseñaría. Nadie ponía en duda que era necesario que se enseñara castellano. Pero a la hora de definir, si se debía enseñar también en el idioma qom, se armó una discusión muy interesante.

Hubo dos posiciones bien definidas, con sus argumentaciones muy claras.

a) Una de las dos posturas quería que el alumnado aprendiera a escribir también en su propio idioma. Consideraban que el idioma se perdería rápidamente, si no se conseguía ponerlo por escrito. El castellano seguramente tomaría la delantera y en pocos años ya nadie hablaría el propio idioma. Ya se disponía de una sistematización por escrito del idioma, por lo que eso sería posible realizar, siempre y cuando se dispusiera de maestros que dominaran el idioma y su escritura.

b) Los que se encontraban en el otro grupo no querían de ninguna manera que se enseñara el idioma qom en la escuela. Ellos argumentaban que la familia debía ocuparse de mantener el idioma vivo y expresaron sus temores respecto de que si los “blancos” aprendían su idioma, eso serviría para terminar de invadir sus comunidades con la cultura dominante, destruyendo en poco tiempo las propias costumbres y características culturales.

La discusión se prolongó un largo rato. Las reuniones en general duraban el día entero, y ésta no fue la excepción. A pesar de ello, ese día no se llegó a una decisión final, pero la discusión fue muy interesante y esclarecedora.

 Todo el desarrollo de la reunión demostró que Jean había tenido razón. Nunca habían sido escuchados. Los y las docentes aprendimos que los padres (y madres, aunque no estuvieron presentes) sí tienen algo que decir respecto de la educación de sus hijos e hijas, que sí tienen sueños y temores al respecto y que era bueno escucharlos, para poder trabajar en conjunto.
Texto y fotos: Ruth Schwittay

Die Wände wachsen weiter... 

...und die Teilnahme der Familien auch

Wände auf diese Weise hochzuziehen war inzwischen Routine geworden. Ein Paneel nach dem anderen wurden gekonnt durch viele Hände mit der Mischung aufgefüllt. Die Schule nimmt langsam Form an...

Aber sehen wir uns doch das an, was während dem zweiten Treffen der Eltern und den Lehrkräften geschehen ist. Ich erinnere mich nicht mehr an alle besprochenen Themen. Sicher weiß ich, dass es ganz klare Meinungen gab, nicht immer übereinstimmend, aber trotzdem sehr gut begründet.

Aber eines der Themen ist tief in meinem Bewusstsein eingedrungen und hat mich  mich sehr beeindruckt: Die Diskussion rund um die Frage der Sprache, in der in der Schule gelehrt werden sollte. Keiner stellte die Notwendigkeit, in Spanisch zu lehren, in Frage. Aber als die Entscheidung auf den Tisch kam, ob auch in der Qom-Sprache gelehrt werden sollte,  begann eine heftige Diskussion.

Es gab zwei genau definierte Positionen mit ihren ganz klaren Argumenten.

a) Die eine dieser Positionen wollte, dass die Schüler auch in ihrer eigenen Sprachen lesen und schreiben lernen. Sie meinten, dass sich die Sprache rasch verlieren würde, wenn man sich nicht schriftlich in ihr ausdrücken könne. Das Spanisch würde mit Sicherheit die Oberhand behalten und in wenigen Jahren würde niemand mehr die eigene Sprache sprechen. Eine schriftliche Systematisierung war schon vorhanden, es wäre also möglich, sofern es Lehrer gäbe, die diese Sprache und Kultur beherrschten.

b) In der anderen Gruppe wollte man auf gar keinen Fall, dass die Qom-Sprache in der Schule gelehrt werde. Sie argumentierten, dass es die Familie sei, die dafür sorgen müsse, die Sprache lebendig zu erhalten. Sie äußerten ihre Besorgnis darüber, dass "Weiße" ihre Sprache lernen müssten. Dies würde dazu führen, dass die herrschende Kultur in den Gemeinden noch mehr übergreifen würde und in kurzer Zeit ihre eigenen kulturellen Gewohnheiten und Eigenschaften zerstört würden.

Die Diskussion zog sich lange hin. Im Allgemeinen dauerten solche Treffen den ganzen Tag, und dieses war nicht die Ausnahme. Trotzdem kam man an diesem Tag zu keinen Entschluss, aber die Diskussion war sehr interessant und aufschlussreich. 

Der ganze Ablauf des Treffens bewies, dass Jean Recht gehabt hatte. Nie waren sie vorher angehört worden. Wir Lehrkräfte lernten, das die Väter (und Mütter, auch wenn sie nicht dabei waren) sehr wohl etwas hinsichtlich der Erziehung ihrer Kinder etwas zu sagen haben, dass sie auch viele Träume und Besorgnisse diesbezüglich haben und dass es sehr gut war, ihnen zuzuhören, um wirklich zusammen arbeiten zu können.
Text, Fotos und Übersetzung: Ruth Schwittay

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