LA IMPORTANCIA DE LA HUERTA
Al principio, esta materia estaba a cargo de Héctor Peil. Más tarde
fue Raúl de León, el que asumió esta tarea.
Como ya dije antes, la huerta no fue una tarea fácil de emprender.
La tierra estaba disponible, con buenos nutrientes y lo suficientemente suelta,
dada la cantidad de arena contenida en ella; y tanto chicos como chicas estaban
motivados para trabajar, pero el agua sí que era un problema importante. Sin
embargo, dada la cercanía al río Bermejito, se encontraron maneras de regar,
produciéndose cada vez más verduras.
Se comenzó con lo que se suele empezar: lechuga, zanahorias, tomates,
pimientos, acelga, zapallitos (estas dos últimas, dicho sea de paso, eran las
plantas que más frutas producían), también solía haber maíz, pero también se
plantaron hortalizas que no se conocían tanto entre los miembros de la
comunidad, como los rabanitos, la remolacha, las arvejas y las lentejas, las
chauchas, entre otras.
Como no estuve en el detalle de las clases de huerta, no recuerdo la
organización concreta de las tareas, pero sé que para los fines de semana y
para las semanas en familia se habían organizado turnos para hacer el riego.
Se preparaban los tablones con el procedimiento de cama alta. Voy a
compartir en la próxima entrada la forma de hacer este cultivo de la tierra. Lo
que se puede decir es que de esta manera se ahorra mucha agua de riego con el
resultado de una mayor producción. Algunas remolachas llegaron a pesar
alrededor de un kilogramo cada una, sin que por ello estuvieran fibrosas en el
centro. También las zanahorias resultaron de un tamaño mayor de lo normal, sin
perder su textura tierna.
Otra cosa que se hacía en las clases de huerta era hacer plantines
de cítricos. En el comedor se cada tanto se solían comer frutos cítricos de
postre. Las semillas de las mandarina, las naranjas y de los pomelos se
recogían y se sembraban. Cada vez que las plantitas eran lo suficientemente
grandes, se repartían entre los alumnos. Pronto no había casa en “El Colchón”
que no tuviera árboles de frutas cítricas. Pocos años más tarde se veían esos
árboles con hermosos frutos.
Con el correr del tiempo, buena parte de los insumos para el comedor
era suministrada por la huerta. Sin embargo, todas esas verduras no siempre
tuvo la aceptación del alumnado, una vez que se habían transformado en comidas.
A menudo se quejaban de no ser vacas para estar comiendo “yuyos”. Fue tarea del
sector cocina, encontrar la manera de que fuesen aceptadas e incorporadas en la
alimentación.
Texto, traducción al alemán y fotos: Ruth Schwittay
BEDEUTUNG DES GEMÜSEGARTENS
Anfangs war
für dieses Fach Héctor Peil zuständig. Später war es Raúl de León, der diese
Aufgabe übernahm.
Wie ich
schon einmal sagte, war der Gemüsegarten eine Aufgabe, die nicht leicht
anzupacken war. Obwohl die Erde zur Verfügung stand, mit guten Nährstoffen und
durch dem in ihr vorhandenen Sand auch locker genug, und obschon die
Jugendlichen zum Arbeiten motiviert waren, gab es trotzdem ein wichtiges
Problem, nämlich das Wasser. Aber dank der Nähe zum Bermejito-Fluss konnten
Bewässerungsformen gefunden werden, und es wurden stetig mehr Gemüse
produziert.
Man begann
mit dem Üblichen: Salat, Möhren, Tomaten, Paprikas, Mangold, Zapallitos de
tronco (Cucurbita Maxima) (nebenbei gesagt, waren es die beiden letzten
Pflanzen, die die meiste Ernte brachten), meist auch Mais, aber auch nicht so
unter den Mitgliedern der Gemeinde bekannte Gemüsesorten, wie Radieschen, Rote
Beete, Erbsen und Linsen, Bohnen, u. a.
Da ich den
Unterricht im Fach Gemüsegarten nicht im Detail dabei war, erinnere ich mich
nicht an die konkrete Organisation der einzelnen Aufgaben, aber ich weiß, dass
für die Wochenenden und für die Wochen in Familie Schichten für das Gießen
organisiert worden waren.
Die Beete
wurden als Hügelbeete angelegt. Im nächsten Beitrag werde ich eine Art, diese
Beete anzulegen, mit euch teilen. Was man darüber sagen kann, ist, dass auf
diese Weise sehr viel Gießwasser gespart wird und dass die Ernte sehr viel
reicher ausfällt. Einige Rote Beete haben bis zu einem Kilogramm gewogen, ohne
dass sie im Innern holzig gewesen seien. Auch die Möhren wurden sehr viel
größer als normal, ohne ihre zarte Beschaffenheit zu verlieren.
Dazu wurde
in diesem Unterricht auch Zitruspflänzchen gemacht. Im Essraum wurden manchmal
Zitrusfrüchte als Nachtisch gegessen. Die Samen den Mandarinen, Apfelsinen und
Grapefruits wurden gesammelt und ausgesät. Wenn die Pflänzchen dann groß genug
waren, wurden sie unter den Schülern und Schülerinnen verteilt. Bald gab es
kein Haus im „El Colchón“ mehr, dass nicht Zitrusbäume gehabt hätte. Einige
Jahre später konnte man an diesen Bäumen herrliche Früchten hängen sehen.
Aber nicht
alles Gemüse fand immer Anklang bei der Schülerschaft, wenn es in Gerichte
verwandelt auf den Tisch kam. Oft beklagten sie sich, dass sie doch keine Kühe
seien, denen man „Gras“ zum Essen vorsetze. Es wurde Aufgabe des Küchensektors,
eine Art und Weise zu finden, dass sie akzeptiert und in der Ernährung aufgenommen
würden.
Text,
Übersetzung ins Deutsche und Fotos: Ruth Schwittay
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