11/5/13


ARTESANÍAS: TEJIDOS


Durante los primeros tiempos, tanto las clases de artesanía como de vestimenta se realizaron en una de las galerías entre los dormitorios. Había que esperar que se terminara el aula respectiva.

En las materias prácticas todo era experimentar. No existían antecedentes. Y si en las demás cinco materias fue difícil, cuánto más en artesanía qom. La elegida por la comunidad para esa tarea fue Braulia Lajnocoyi.

En esa búsqueda de cómo organizar una materia de este tipo, comenzó por lo que las mujeres en casi todas las familias qom realizan: el hilado y tejido de diferentes fibras. No había en la escuela los telares sobre los que se tejía la lana, pero algunas alumnas trajeron sus telares portátiles. Algunas de ellas eran verdaderas artistas en este arte de combinar hilos.

Pero previamente al tejido había que dedicarse al hilado de la lana. Lo hacían con un huso, un palito prolijamente raspado y afinado en la punta inferior. A unos cinco centímetros de ese punto le colocaban un contrapeso amasado con barro, a manera de un disco bastante grueso, en cuyo centro insertaban el palito. Esperaban que se secara un poco el barro y el huso estaba listo.

Por otro lado había que preparar la lana virgen de oveja. La lavaban bien y la secaban. Luego había que sacar abrojos. Voy a tratar de relatar lo que recuerdo del proceso de hilado. Nunca lo aprendí, aunque observé muchas veces.

Se abría lana de manera que se formaba algo así como una tira muy suelta, abierta, de unos ocho o diez centímetros de diámetro. Es tira se la colocaban alrededor de la mano. La punta se torcía un poco a mano y se ataba al huso. Luego apoyaban el huso en el piso y lo hacían girar. Esto hace que la lana se vaya torciendo. Las manos iban controlando el espesor. Si el hilo resultaba muy grueso, se estiraba un poco. Cuando se había hilado un poco de hilo, lo envolvían en el huso, lo que a su vez aumentaba el contrapeso.

Una vez que la lana estaba hilada, se debía teñir, si es que se quería trabajar con otro color que el natural. Para teñir utilizaban, entre otros, cáscaras de carandá (o itín) y algarrobo.

Ahora había que armar la urdimbre sobre el telar. No usaban peine de madera, como suelen tener los clásicos telares. Para cumplir esa función, preparaban una especie de “peine” con hilos de algodón. En la puesta de la trama ya se tenía en cuenta el dibujo que tendría el tejido final. Por último se tejía la trama, formando los dibujos. Los dibujos identifican a la tejedora, pero también a la familia, la zona, la nación aborigen.

Como no tengo ni buenas ni muchas fotos de este proceso, sólo me queda agregar fotos de trabajos que aún hoy tengo en casa, hechas por mujeres de la zona.




Texto, traducción al alemán y fotos: Ruth Schwittay



KUNSTHANDWERKE:  DAS WEBEN

Während der ersten Zeiten stand sowohl der Unterricht in Kunsthandwerken wie auch von Kleidung in einer der Galerien zwischen den Schlafräumen statt. Wir mussten warten bis der entsprechende Raum fertig war.

In den praktischen Fächern galt es zu Experimentieren. Es gab keine Erfahrungen darin. Und wenn es schon schwer für die anderen fünf Fächer war, galt dies noch mehr in Qom-Kunsthandwerken. Von der Gemeinde wurde Braulia Lajnocoyi für diese Aufgabe auserwählt.

Bei dieser Suche nach der Art und Weise, wie man so ein Fach organisieren könnte, hat sie mit dem angefangen, was in fast allen Qom-Familien gemacht wurde: das Spinnen und Weben mit verschiedenen Fasern. In der Schule gab es diese Webrahmen nicht, auf denen Wolle gewebt wurde, aber einige Schülerinnen brachten ihre tragbaren Rahmen mit. Einige von ihnen waren echte Künstlerinnen im Fäden kombinieren.

Vor dem Weben musste die Wolle erst einmal gesponnen werden. Sie arbeiteten mit einem sauber geschabten, zugespitzten Stöckchen, der Spindel. An die Fünf Zentimeter von der Spitze entfernt brachten sie ein Gewicht aus Lehm an, eine ziemlich dicke kleine Platte, in deren Zentrum sie das Stöckchen durchstachen. Sie warteten, bis der Lehm angetrocknet war und die Spindel war fertig.

Es musste aber auch die rohe Wolle vorbereitet werden. Sie wurde gut gewaschen und getrocknet. Dann wurden die Kletten ausgelesen. Ich werde versuchen, den Spinnvorgang zu beschreiben, so gut ich mich erinnere. Ich habe es nie lernen können, obwohl ich oft zugesehen habe.

Die Wolle wurde zu einem langen und lockereren Strang gezupft, um die acht bis zehn Zentimeter Durchmesser. Diesen Strang legten sie sich um die Hand. Den Beginn drehten sie mit der Hand und banden ihn an die Spindel. Dann stellten sie die Spindel auf den Boden und drehten sie. Dies machte, dass die Wolle sich verzwirnte. Mit den Händen kontrollierten sie die Dicke. Wenn das Garn zu dick ausfiel, steckten sie es ein wenig. Wenn ein längeres Stück Garn gesponnen war, wickelten sie es auf die Spindel, die so mehr Gewicht bekam und besser funktionierte.

Sobald die Wolle fertig gesponnen war, musste sie auch noch gefärbt werden, sofern man eine andere Farbe als die natürliche haben wollte. Zum Färben benutzten sie u. a. die Rinde vom "Carandá" (auch "Itín" genannt) (Prosopis Kuntzei Harms) und vom Johannisbrotbaum.

Jetzt wurde die Kette in den Webrahmen eingezogen. Sie benutzten keinen Holzkamm, wie ihn die klassischen Webrahmen haben. Sie bereiteten für diese Funktion eine Art „Kamm“ aus Baumwollfäden vor. Beim Einziehen der Kette musste schon das spätere Motiv beachtet werden. Schließlich wurde mit dem Schuss gewebt und die Motive entstanden. Die Motive identifizieren die Weberin, aber auch ihre Familie, ihr Gebiet, ihr Volk.

Da ich weder viele geschweige denn gute Fotos von diesem Vorgang habe, werde ich einige Fotos von den Arbeiten zeigen, die ich heute noch zu Hause habe, und die von Frauen aus dem Gebiet hergestellt wurden.
Text, Übersetzung ins Deutsche und Fotos: Ruth Schwittay

No hay comentarios:

Publicar un comentario