DE DONDE SALEN LAS YISCAS...
Una de las propuestas de Braulia para sus
alumnas fue el trabajo con la fibra del chaguar. Un día salieron a buscar las
plantas de chaguar al monte. Son bromeliáceas de hojas finas y a la vez
carnosas, con espinas en forma de contra gancho a lo largo de las hojas.
El grupo se instaló en nuestra “aula”, la
galería entre los dormitorios. Braulia mostró cómo pelar las fibras,
frotándolas sobre un hilo tenso. La cáscara se descarta y las fibras rodeadas
de una sustancia gelatinosa se colocan en agua.
Luego se raspan esas fibras con una cuchara
de río sobre una tabla apoyada en la pared. Se debe lograr que las fibras se
desprendan totalmente de la pasta gelatinosa. Para que esta tarea resulte más
fácil, se va mojando el material con agua.
Ahora se lava muy bien la fibra. Es de
color blanco-amarillento. Como las yiscas, unas bolsas confeccionadas con la
fibra del chaguar, suelen tener al menos dos colores, se debía teñir una parte
del material. Para ello, Braulia propuso la utilización de la cáscara de
carandá o la de algarrobo. El algarrobo proporciona un color marrón rojizo más
oscuro, en cambio con el carandá se logra un color café con leche. Este proceso
se termina con el secado de la fibra, colgándola sobre un alambre al sol.
Una vez que la fibra está limpia, comienza
el trabajo del hilado. Las chicas observaban muy atentas la manera en que
Braulia torcía las fibras sobre sus pantorrillas, para formar el hilo. Como la
fibra del chaguar es muy corta, se necesita de todo un arte para ir
intercalando nuevas fibras para que el hilo resulte parejo.
Según lo que se quiera tejer, y según la
destreza de la artesana también, el hilo será más grueso o más fino. Cuando es
más grueso es una soga que soporta muy bien a las inclemencias del tiempo. Para
los bolsos se necesita un hilado más fino.
Nunca aprendí a tejer las yiscas. Sé que se
usa un palito como soporte y una aguja de coser larga para realizar el tejido.
Los dibujos aplicados en los tejidos tienen que ver con las diferentes etnias.
A mí solo me quedó una yisca hecha por los wichis. Más adelante también
probaron tejer chaguar en los telares, logrando hermosos caminos de mesa y
bolsos de trama más cerrada.
Texto, traducción al alemán y fotos: Ruth
Schwittay
WO DIE YISCAS HERKOMMEN...
Einer der Vorschläge Braulias für ihre Schülerinnen war die
Arbeit mit den Chaguar-Fasern. Eines
Tages zogen sie los, Chaguar im Busch
zu suchen. Es sind Bromelien mit schmalen und gleichzeitig fleischigen
Blättern, mit Stacheln in Hakenform am Blätterrand.
Die Gruppe breitete ihre Funde in unserem
"Schulraum", die Galerie zwischen den Schlafzimmern, aus. Braulia
zeigte, wie man die Fasern heraus schält, indem man die Blätter über ein
gestraftes Garn hin und her zieht. So
entledigte man die Blätter von der Schale und die von einer Art Gelatine
umgebenen Fasern werden in Wasser gelegt.
Danach werden diese Fasern mit der Schale einer Muschel gegen ein an die Wand gelehntes Brett abgeschürft.
Man sollte erreichen, dass
sich die Fasern ganz von der gelatinösen Paste lösen. Damit dies leichter von
der Hand geht, wird das Material immer wieder mit Wasser nass gemacht.
Dann werden die Fasern gut gewaschen. Sie sind von
weiß-gelblicher Farbe. Da die Yiscas,
die aus den Chaguar-Fasern
hergestellten Umhängetaschen, aus meist mindestens zwei Farben hergestellt
werden, musste ein Teil des Materials auch noch gefärbt werden. Dazu schlug
Braulia vor, Carandá- oder
Johannisbrotbaumrinde zu benutzen. Von der gekochten Johannisbrotbaumrinde
erhält man eine dunkle braun-rötliche Farbe, und mit Carandá erhält man ein
helles braun. Dieser Vorgang wird mit dem Trocknen der Fasern abgeschlossen,
indem sie über ein Draht in die Sonne gehängt wurden.
Jetzt beginnt die Spinnarbeit mit den sauberen Fasern. Die
Mädchen beobachteten aufmerksam, wie Braulia die Fasern über ihre Waden verdrehte,
um das Garn herzustellen. Da die Chaguar-Fasern
sehr kurz sind, ist es eine wahre Kunst, die neuen Fasern dazwischen zu
stecken, damit das Garn gleichmäßig wird.
Ich habe nie lernen können, diese Yiscas zu flechten oder stricken. Ich weiß, dass man dazu ein
Stöckchen zum Halten benutzt und mit einer langen Nähnadel das Garn gestrickt.
Die Motive dieser Arbeiten haben mit den verschiedenen Ethnien zu tun. Mir ist
nur noch eine Yisca von den Wichi
verblieben. Später haben sie auch versucht, Chaguar-Garne
auf dem Webrahmen zu weben, womit sehr schöne Tischläufer und dichter gewebte Taschen
erreicht wurden.
Text, Übersetzung ins Deutsche und Fotos: Ruth Schwittay
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