Algunas construcciones de mampostería común
Las fotos muestran la construcción de los
sanitarios. Una vez terminados, el ponerles los carteles en idioma qom fue todo
un suceso.
Pero también se levantó la cocina, el aula
de economía doméstica y el comedor en mampostería común. Se debía a que en el
aula y en la cocina había fogones abiertos, que tirarían chispas y se
calentarían bastante a la hora de cocinar.
El comedor estaba formado de un piso de
cemento alisado, un murito alrededor del perímetro, los postes que sostenían el
techo y el techo de chapa. Así lo encontré casi veinte años después de mi ida
del Chaco.
Lo que generó un problema serio, fue la
construcción de los fogones en la cocina. Se iban a colocar dos planchas
contiguas con dos aberturas cada una, apoyadas sobre muritos de ladrillos y
argamasa. A la hora de levantar los muritos, los albañiles pensaron que las
planchas de hierro con los aros con los que se regula el tamaño del fogón
abierto debían colocarse a la altura de una cocina a gas común.
No consultaron mucho. A la hora de
encontrarnos frente al hecho consumado, rápidamente nos dimos cuenta que sería
un foco peligrosísimo de accidentes. Pensemos en colocar sobre una cocina común
ollas enormes, en ocasiones hasta de sesenta o setenta centímetros de alto, en
los que se cocinarían fideos o se prepararía varias veces al día el mate
cocido.
Sumemos la altura en la que estaba la
plancha (alrededor de 75-80 cm) con la altura de las ollas, y comparemos esa
medida con la altura de las cocineras qom, ambas por debajo de mi altura que en
ese momento era de 160 cm, rápidamente nos damos cuenta que era imposible que
pudieran trabajar seguras en ese lugar.
Se hicieron propuestas de hacerle escalones
delante de los fogones. Pero seguimos pensando cómo harían para bajar del fuego
una olla de ese tamaño, con fideos que se debían colar. Las mujeres
comprometidas con el proyecto ya veíamos los accidentes de quemaduras con agua
hirviente a la vuelta de la esquina.
Recién cuando Magui Charpentier hizo la
siguiente visita de supervisión y planeamiento desde Reconquista a la escuela,
se aceptó finalmente la necesidad de volver a hacer los fogones desde cero. De
paso se propuso la colocación de una pileta casi al ras del suelo, para que no
se tuviera que mover mucho una olla con fideos y agua caliente, y se pueda
volcar directamente desde la plancha a la pileta.
No tuvimos ningún accidente en los cinco
años en los que trabajé en la cocina de la escuela junto a las cocineras qom.
Texto y Fotos: Ruth Schwittay
Einige normale Mauerwerkbauten
Die Fotos zeigen den Bau der Toiletten. Als sie fertig
waren, wurde es groß gefeiert, als die Schilder in Qom-Sprache angebracht
wurden.
Aber es wurden auch die Küche, der Schulraum für das Fach
Haushaltung und der Essraum in normalem Mauerwerk gebaut. Das kam daher, dass
es im Schulraum und in der Küche offene Feuerstellen gab, die Funken sprühen
und zu Kochzeiten ziemlich heiß werden würden.
Der Essraum bekam ein Zementfußboden, ein niedriges
Mäuerchen rundherum, die Pfosten, die das Dach trugen und ein Wellblechdach.
Genau so habe ich ihn bei meinen Besuch im Chaco fast zwanzig Jahre später
wiedergefunden.
Was aber ein echtes Problem darstellte, war der Bau der
Feuerstellen in der Küche. Es sollten zwei Eisenplatten je mit zwei runden
Öffnungen nebeneinander angebracht werden, auf kleinen Mauerstützen aus
Backsteinen und Mörtel. Als diese kleinen Mauern hochgezogen wurden, dachten
die Maurer, dass die Eisenplatten mit den Ringen, durch die die Größe der
offenen Feuerstelle reguliert werden konnten, so hoch wie ein gewöhnlicher
Gasofen angebracht werden sollten.
Sie haben nicht viel gefragt. Als wir uns vor den vollendeten
Tatsachen befanden, merkten wir sehr schnell, dass dies eine sehr gefährliche
Quelle von Unfällen sein würde. Stellen wir uns vor, dass wir einen riesigen
Kochtopf, manchmal bis zu sechzig oder siebzig Zentimeter hoch, in dem Nudeln
abgekocht oder mehrmals am Tag der Matetee zubereitet werden sollten, auf einen
normalen Gasofen stellen.
Zählen wir die Höhe, auf der die Platte angebracht war (um
die 75-80 cm) mit der Höhe der Töpfe zusammen, und vergleichen wir diese Summe
mit dem Maß der Qom-Köchinnen, beide unter meiner Größe, die damals bei 160 cm
lag, und wir werden sehr schnell merken, dass sie unmöglich sicher an diesem
Ort arbeiten konnten.
Es wurden verschiedene Vorschläge gemacht, unter ihnen der
einer Treppe direkt vor den Feuerstellen. Aber trotzdem überlegten wir uns, wie
sie wohl einen solchen Topf vom Feuer herunter bekämen, mit abzuschüttenden
Nudeln. Alle im Projekt engagierten Frauen sahen wir schon die Brandunfälle mit
kochendem Wasser direkt um die Ecke kommen.
Erst beim nächsten Planungs- und Beaufsichtigungsbesuch in
der Schule von Magui Charpentier aus Reconquista wurde schließlich die
Notwendigkeit des Neubaus der Feuerstellen akzeptiert. Gleichzeitig wurde dabei
das Anbringen eines großen Waschbeckens fast auf Bodenhöhe vorgeschlagen, damit
sie diese Töpfe mit kochendem Wasser und Nudeln nicht weit tragen müssen,
sondern sie direkt von der Platte in das Becken schütten würden können.
Während der fünf Jahre, in denen ich in der Küche der Schule
mit den beiden Qom-Frauen gearbeitet habe, haben wir nicht einen einzigen
Unfall gehabt.
Text, Fotos und Übersetzung: Ruth Schwittay
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