9/11/12


Algunas construcciones de mampostería común

Las fotos muestran la construcción de los sanitarios. Una vez terminados, el ponerles los carteles en idioma qom fue todo un suceso.

Pero también se levantó la cocina, el aula de economía doméstica y el comedor en mampostería común. Se debía a que en el aula y en la cocina había fogones abiertos, que tirarían chispas y se calentarían bastante a la hora de cocinar.

El comedor estaba formado de un piso de cemento alisado, un murito alrededor del perímetro, los postes que sostenían el techo y el techo de chapa. Así lo encontré casi veinte años después de mi ida del Chaco.

Lo que generó un problema serio, fue la construcción de los fogones en la cocina. Se iban a colocar dos planchas contiguas con dos aberturas cada una, apoyadas sobre muritos de ladrillos y argamasa. A la hora de levantar los muritos, los albañiles pensaron que las planchas de hierro con los aros con los que se regula el tamaño del fogón abierto debían colocarse a la altura de una cocina a gas común.

No consultaron mucho. A la hora de encontrarnos frente al hecho consumado, rápidamente nos dimos cuenta que sería un foco peligrosísimo de accidentes. Pensemos en colocar sobre una cocina común ollas enormes, en ocasiones hasta de sesenta o setenta centímetros de alto, en los que se cocinarían fideos o se prepararía varias veces al día el mate cocido.

Sumemos la altura en la que estaba la plancha (alrededor de 75-80 cm) con la altura de las ollas, y comparemos esa medida con la altura de las cocineras qom, ambas por debajo de mi altura que en ese momento era de 160 cm, rápidamente nos damos cuenta que era imposible que pudieran trabajar seguras en ese lugar.

Se hicieron propuestas de hacerle escalones delante de los fogones. Pero seguimos pensando cómo harían para bajar del fuego una olla de ese tamaño, con fideos que se debían colar. Las mujeres comprometidas con el proyecto ya veíamos los accidentes de quemaduras con agua hirviente a la vuelta de la esquina.

Recién cuando Magui Charpentier hizo la siguiente visita de supervisión y planeamiento desde Reconquista a la escuela, se aceptó finalmente la necesidad de volver a hacer los fogones desde cero. De paso se propuso la colocación de una pileta casi al ras del suelo, para que no se tuviera que mover mucho una olla con fideos y agua caliente, y se pueda volcar directamente desde la plancha a la pileta.
No tuvimos ningún accidente en los cinco años en los que trabajé en la cocina de la escuela junto a las cocineras qom.
Texto y Fotos: Ruth Schwittay

Einige normale Mauerwerkbauten

Die Fotos zeigen den Bau der Toiletten. Als sie fertig waren, wurde es groß gefeiert, als die Schilder in Qom-Sprache angebracht wurden.

Aber es wurden auch die Küche, der Schulraum für das Fach Haushaltung und der Essraum in normalem Mauerwerk gebaut. Das kam daher, dass es im Schulraum und in der Küche offene Feuerstellen gab, die Funken sprühen und zu Kochzeiten ziemlich heiß werden würden.

Der Essraum bekam ein Zementfußboden, ein niedriges Mäuerchen rundherum, die Pfosten, die das Dach trugen und ein Wellblechdach. Genau so habe ich ihn bei meinen Besuch im Chaco fast zwanzig Jahre später wiedergefunden.

Was aber ein echtes Problem darstellte, war der Bau der Feuerstellen in der Küche. Es sollten zwei Eisenplatten je mit zwei runden Öffnungen nebeneinander angebracht werden, auf kleinen Mauerstützen aus Backsteinen und Mörtel. Als diese kleinen Mauern hochgezogen wurden, dachten die Maurer, dass die Eisenplatten mit den Ringen, durch die die Größe der offenen Feuerstelle reguliert werden konnten, so hoch wie ein gewöhnlicher Gasofen angebracht werden sollten.

Sie haben nicht viel gefragt. Als wir uns vor den vollendeten Tatsachen befanden, merkten wir sehr schnell, dass dies eine sehr gefährliche Quelle von Unfällen sein würde. Stellen wir uns vor, dass wir einen riesigen Kochtopf, manchmal bis zu sechzig oder siebzig Zentimeter hoch, in dem Nudeln abgekocht oder mehrmals am Tag der Matetee zubereitet werden sollten, auf einen normalen Gasofen stellen.

Zählen wir die Höhe, auf der die Platte angebracht war (um die 75-80 cm) mit der Höhe der Töpfe zusammen, und vergleichen wir diese Summe mit dem Maß der Qom-Köchinnen, beide unter meiner Größe, die damals bei 160 cm lag, und wir werden sehr schnell merken, dass sie unmöglich sicher an diesem Ort arbeiten konnten.
Es wurden verschiedene Vorschläge gemacht, unter ihnen der einer Treppe direkt vor den Feuerstellen. Aber trotzdem überlegten wir uns, wie sie wohl einen solchen Topf vom Feuer herunter bekämen, mit abzuschüttenden Nudeln. Alle im Projekt engagierten Frauen sahen wir schon die Brandunfälle mit kochendem Wasser direkt um die Ecke kommen.

Erst beim nächsten Planungs- und Beaufsichtigungsbesuch in der Schule von Magui Charpentier aus Reconquista wurde schließlich die Notwendigkeit des Neubaus der Feuerstellen akzeptiert. Gleichzeitig wurde dabei das Anbringen eines großen Waschbeckens fast auf Bodenhöhe vorgeschlagen, damit sie diese Töpfe mit kochendem Wasser und Nudeln nicht weit tragen müssen, sondern sie direkt von der Platte in das Becken schütten würden können.

Während der fünf Jahre, in denen ich in der Küche der Schule mit den beiden Qom-Frauen gearbeitet habe, haben wir nicht einen einzigen Unfall gehabt.
Text, Fotos und Übersetzung: Ruth Schwittay

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