13/7/13

LAS CLASES DE ALIMENTACIÓN


Para las clases de Alimentación tampoco no sabía muy bien, con qué empezar. En Argentina no existe ningún programa oficial porque no existe esa materia. Así que hice lo mismo que en Vestimenta. Traté de escuchar lo que opinaba la gente que venía a las reuniones de padres y madres, los comentarios de mis alumnas y de mis ocasionales alumnos, de mis compañeros y compañeras docentes…

Ya he comentado que al principio las clases de Alimentación se reducían a la ayuda en la cocina. Las cocineras también debían habituarse a cocinar para un número grande de comensales. Durante el primer tiempo el menú se reducía a sopas y guisos. En alguna ocasión, como ya comenté, nos aventuramos a preparar milanesas con puré. Pero recién cuando se terminó la cocina comenzaron a cocinarse otras comidas que requerían sartenes, fuentes para horno, etc.

A esa altura también hizo su entrada el consumo de verduras. Mientras el menú se reducía a guisos, las así llamadas verduras no eran más que cebollas, calabaza, zanahorias, batatas y papas, junto con los tomates envasados. Pero luego comenzaron a incorporarse las verduras que se producían en la huerta. Entre ellas se encontraban por ejemplo los zapallitos redondos de tronco. Con ellos hicimos comidas como zapallitos rellenos al horno, zapallitos revueltos con huevos, también los agregábamos a los guisos y sopas.

Otra verdura de hoja que se producía mucho era la acelga. Con esas hojas hicimos torrejas y tartas. También solíamos reemplazar o mezclar las hojas de acelga con las de remolacha.



Un aspecto que tardó en aceptarse, fueron las ensaladas. La lechuga, el repollo y la zanahoria se utilizaban mucho, pero a menudo escuchábamos el comentario de “no somos vacas para tener que comer pasto”. La remolacha, sin embargo, tenía mejor acogida, supongo que por su sabor dulzón. Con el agua de cocción colorada, jugo de limón o naranja, azúcar y algunos huevos preparábamos un postre. Demás está decir que a los postres nadie se negaba. Los dulces siempre eran bienvenidos.

Durante esas prácticas tuve oportunidad de conversar sobre lo que cocinaban ellas en sus casas. En general eran sopas y guisos, ya que disponían de una sola olla para cada 
familia. Yo quería saber de las comidas 
“típicas”, es decir, las que habían hecho originalmente. 
No encontré muchas ganas de hacer comentarios sobre la historia culinaria. Sin embargo se explayaron más sobre sus sueños al respecto. Querían cocinar como lo veían en la tele cuando iban a visitar a sus parientes en el pueblo. Querían comer, como “se come hoy”.

Todas estas experiencias y comentarios me ayudaron luego para armar el programa de esa materia, que comencé a poner en práctica al año siguiente.



Texto, traducción al alemán y fotos: Ruth Schwittay


DER ERNÄHRUNGSUNTERRICHT


Für den Ernährungsunterricht wusste ich auch nicht so genau, wo ich anfangen sollte. In Argentinien gibt es kein offizielles Programm dafür, denn in den Schulen gibt es dieses Fach nicht. Also machte ich dasselbe wie in Kleidung. Ich versuchte auf die Meinung der Leute zu hören, die in die Elternversammlungen kamen, auf die Kommentare meiner Schülerinnen und meiner eventuellen Schüler, auf meine Lehrerkollegen und Kolleginnen...

Ich sagte schon, dass sich anfangs der Ernährungsunterricht auf das Helfen in der Küche beschränkte. Die Köchinnen mussten sich auch erst daran gewöhnen, für eine große Anzahl von Leuten zu kochen. Während der ersten Zeit beschränkte sich das Menü auf Suppen und Eintöpfe. Ab und zu, wie ich schon erzählt habe, trauten wir uns an panierte Schnitzel mit Kartoffelpüree. Aber erst als die Küche fertiggestellt war, wurden andere Gerichte gekocht, für die Pfannen, Backbleche u. Ä. gebraucht wurden.

Zu der Gelegenheit machte auch der Konsum von Gemüse seinen Einzug. Solange das Menü aus Eintöpfen bestand, waren die so genannten Gemüsearten nicht mehr als Zwiebeln, Kürbis, Möhren, Süßkartoffeln und Kartoffeln, dazu eingemachte Tomaten. Danach aber begannen wir das Gemüse aus dem Garten mit zu verwerten. Darunter befanden sich zum Beispiel Zapallitos de tronco (Cucurbita Maxina). Mit ihnen haben wir gefüllte Zapallitos im Ofen gebacken, Rührei mit Zapallitos gemacht oder sie auch in die Eintöpfe und Suppen gegeben.

Ein anderes Blattgemüse, von dem es viel gab, war der Mangold. Damit haben wir in der Pfanne ausgebackene Küchlein und gefüllte Wähen gemacht. Auch ersetzten oder mischten wir die Mangoldblätter mit denen der Roten Beete.

Ein Aspekt wurde nur schwer akzeptiert, nämlich die rohen Salate. Salat, Weißkraut und Möhren wurden viel dafür genutzt, aber oft hörten wir, dass "wir doch keine Kühe sind, um Gras fressen zu müssen". Die Rote Beete wurde aber besser aufgenommen, wahrscheinlich, weil sie eher süß ist. Mit dem rotem Kochwasser, Zitronen- oder Orangensaft, Zucker und Eier machten wir einen Nachtisch. Unnötig zu sagen, dass niemand die Nachtische zurückwies. Das Süße war immer willkommen.




Während dieser Praktika hatte ich Gelegenheit, über das zu sprechen, was sie so zu Hause kochten. Im Allgemeinen waren es Suppen und Eintöpfe, den die meisten besaßen nur einen Topf für die ganze Familie. Ich wollte ihre "typischen" Gerichte kennen lernen, nämlich die, die sie ursprünglich gemacht haben. Ich fand nicht viel Bereitschaft, über die kulinarische Geschichte zu sprechen. Wohl erzählten sie mir viel über ihre Wünsche in dieser Hinsicht. Sie wollten so kochen, wie sie es im Fernsehen sahen, wenn sie ihre Verwandten in der Stadt besuchten. Sie wollten so essen, wie "man heute isst".

Alle diese Erfahrungen und Kommentare haben mir später geholfen, das Programm für dieses Fach zusammenzustellen, das ich dann im nächsten Jahr auch in die Praxis umsetzte.

Text, Übersetzung ins Deutsche und Fotos: Ruth Schwittay